viernes, 9 de octubre de 2015

Arte y tradición, distinguidos puntos de la comida sonorense

Seguramente las raíces de la gastronomía sonorense las encontraremos en los productos de la caza, la pesca y la recolección, cuya principal virtud fue la de proveer de energía a los primeros pobladores de este territorio, que ya fuera en los valles, en la costa, en la montaña o en los límites del desierto, supieron integrarse al paisaje e hicieron de su vida cotidiana una cita constante con las señales de la naturaleza.
Tal vez esta sea la principal herencia que hoy puede rescatarse en los pasillos de la comida sonorense: la sabia selección de los productos a partir de las particularidades de la geografía y el clima.
Carne, pescado, trigo, maíz, son en cierto modo la base en la que se sustentan los platillos de la mesa sonorense. El ganado vacuno y porcino sustituyeron a las piezas de caza, y el trigo disputó la supremacía al maíz, y es así que el menudo sonorense, tan distinto al del Altiplano, se acompaña con tortillas de harina de trigo y pan birote.
Algunos de sus platillos preferidos, como las chivichangas y la machaca, nacieron evidentemente a la orilla de los caminos, durante la difícil jornada de los misioneros que dejaron su impronta en un territorio redescubierto con la fuerza de los mitos y el encuentro con la realidad.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario